viernes, 24 de abril de 2009

RVR

“-The World has changed…”. Eso lo dijo la reina élfica Galadriel en la apertura de El Señor de los Anillos. Y es totalmente cierto: cambiamos. Siempre… Día tras día… Era tras era… Y hoy existe algo nuevo, increíble, descomunal: Internet. World Wide Web. Esto marcó un giro brutal en la dinámica del espacio y en la medición de los tiempos.
La tecnología nos atraviesa y nos constituye. El soporte mediante el cual nos manifestamos, comunicamos y expresamos, se instala lentamente en nuestro aparato perceptivo… Internet, hoy. Cambio apabullante, radical, atroz, pero disimulado e invisible. En un descuido, en la abulia de la conciencia, perdemos la noción de nuestras capacidades sensoriales por culpa de la dictadura de la imagen y el doble click. Órganos y cuerpos quedan en segundo plano, subestimados por el simulacro del monitor. Ahora sólo logramos hallarnos en el medio y de no tener este medio a nuestra disposición prácticamente dejamos de ser. Panorámica estúpida o demencial: quedamos umbilicalmente adheridos a una hiperrealidad y no maduramos nuestras potencialidades humanas básicas. No sabemos sentir si no es a través del brillo de los pixeles. Detrás de la fachada tecnológica no sabemos qué hay. ¿Qué hay? ¡Quién sabe!, hasta tal punto llegó la fusión entre el medio y el yo.

¿Las relaciones humanas pueden mediarse por la web? Hay un fenómeno extrañó con un nombre de moda: Facebook.

¿Cómo se puede socializar en el autismo de un monitor? ¿Cómo socializar en el aislamiento que exige Internet como soporte material?

Piña Azteca// Performance Red-Virtual-Real.